jueves, 26 de noviembre de 2015

¿Tallas grandes?

Hoy me gustaría hacer una reflexión con las palabras de Fatema Mernissi, quien es una famosa escritora marroquí, galardonada con varios premios, entre los que se incluyen el Principe Felipe de las Letras en 2003. A pesar de que el libro fue publicado hace ya unos años, yo descubrí el texto que os cito a continuación hace menos de un año y, la verdad, incita a leer el libro entero. Puede que muchos de vosotros tampoco lo conozcáis y por eso decidí hacer este post, ya que merece la pena leerlo. La escritora habla en el siguiente fragmento, de una experiencia con respeto a las tallas occidentales, en una tienda estadounidense: 

A continuación viví la desagradable experiencia de comprobar cómo el estereotipo de belleza vigente en el mundo occidental puede herir psicológicamente y humillar a una mujer.

La elegante señorita del establecimiento me miró de arriba abajo desde detrás del mostrador y, sin hacer el menor movimiento, sentenció que no tenía faldas de mi talla: ¡Es usted demasiado grande! - dijo.
- ¿Comparada con qué? - repliqué. 
- Pues con la talla 38. Lo normal es una 36 o una 38. Las tallas grandes, como la que usted necesita, puede encontrarlas en tiendas especiales. 

Era la primera vez que me decían semejante estupidez respeto a mi talla.

Y ¿se puede saber quién establece lo que es normal y lo que no? - pregunté a la dependienta como queriendo recuperar algo de mi seguridad si ponía a prueba las reglas establecidas. - ¿Quién ha dicho que todo el mundo deba tener la talla 38? - bromeé, sin mencionar la talla 36, que es la que usa mi sobrina de doce años, delgadísima. 
Lo normal está presente en todas partes, querida mía. En las revistas, en los anuncios. Es imposible no verlo. Si aquí se vendiera la talla 46 o 48, que son probablemente las que usted necesita, nos iríamos a bancarrota. Pero ¿en qué mundo vive usted, señora? Lo siento, pero no puedo ayudarla, de verdad. 

- Pues vengo de un país donde no existen las tallas en la ropa de mujer - repliqué-. Yo misma me compro la tela, y la costurera del barrio o un artesano me hacen la falda que le pido a mi medida. De hecho, si quiere que le diga la verdad, no tengo ni idea de qué talla uso.
- ¿Quiere usted decir que no vigila su peso? - me preguntó con cierta incredulidad.” 

La facilidad con la que la dependienta relaciona la talla de ropa con el control del peso, me hace plantearme varias cuestiones. La primera de ellas, ¿sólo se puede conseguir una talla 36 o 38 controlando el peso? Claramente no. Como ya he comentado en entradas anteriores hay muchos tipos de constituciones corporales por lo que hay gente que con una talla 36 o una 38, la persona está sana, come bien y no tiene ningún problema de alimentación. Al igual que una persona con una 42 puede estar también muy sana. Las tallas no dependen solamente del peso, ni de lo que come cada persona, ni de la preocupación por el cuerpo. 

Otra cuestión que también se me viene a la cabeza es ¿realmente las tiendas tendrían pérdidas si vendieran tallas por encima de la 42 o 44, lo que es considerado por algunos, tallas grandes? Y digo por algunos, ya que para la gran mayoría de la sociedad esta consideración no es tal, y tampoco para el Ministerio de Sanidad, que desde 2007 considera las tallas grandes a partir de la 48. Sin embargo, tiendas de ropa conocidas internacionalmente, si que consideran a partir de la 42, e incluso en alguna ocasión, de la 40, una talla grande. Debido a las numerosas campañas que están organizando últimamente de “tallas grandes” no creo que les perjudique en las ventas. Sin embargo, creo que estas campañas de “tallas grandes” son un arma de doble filo porque, por un lado, intentan integrar a las personas que no caben en una 36 y 38 pero, por otro lado, crean más presión para que esta gente quiera encajar en esas tallas.

Por último, una cuestión más a tratar es la importancia que le da la dependienta a los medios de comunicación, de los que llevamos hablando en varios entradas. Asume que lo normal es lo que aparece en las revistas y en la televisión, en vez de ver normal a una persona, que existe tal y como es, sin ningún retoque y que está interesada en comprar en su tienda.

Tras leer todo esto, quiero que os queden varias cosas claras como que porque alguien diga que una talla normal es una que no llevamos, no implica que tenemos que bajar de peso o subir, a no ser que nos lo recomiende el médico. Por otro lado, no podemos dejarnos influir por las masas en el tema de nuestro cuerpo, si no ser más críticos con los comentarios, tal y como hizo Fatema con la dependienta. Mientras nosotros nos sintamos bien y estemos sanos, no debemos centrarnos ni preocuparnos en los comentarios dañinos sobre nosotros. Os animo a superar los obstáculos que nos pone la vida y los comentarios que nos atormentan día a día, porque somos fuertes y podemos, si no es solos, es con nuestros seres más próximos. Así que si lo necesitáis... no dudéis en pedir ayuda!









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